lunes, 18 de octubre de 2010








1981: AGUILAS DE ACERO.- El general FAP Guillermo Carbonel, 67, autor del libro "Honor y Gloria", que narra los acontecimientos bélicos de 1981, responde:
-¿Cómo se dieron cuenta de la invasión?
-A mediados de enero un soldado peruano que había estado lavando ropa en el río, halló un pedazo de madera cortada con moto sierra. Cosa extraña e inusual, ya que aguas arriba se suponía que no había ninguna población.
-¿Qué se encontró?
-El helicóptero que fue a verificar el hecho fue ametrallado. Pero para estar del todo seguros, se mandaron tomar fotografías de la avanzada enemiga, las mismas que se mostraron al presidente Belaunde.
-¿Y?
-Ordenó evacuar inmediatamente a las tropas invasoras.
-¿Cómo?
-Se aprovechó que las cumbres de la cordillera del Cóndor estaban nubladas e impedían el paso de la Fuerza Aerea Ecuatoriana. Y así se ordenó el ataque aéreo del puesto de vigilancia (PV) 22 o falso Paquisha. Una flotilla de aviones Mirage 5 cubrían los cielos mientras los aviones de combate A-37 `ablandaban' el terreno. Luego de 30 minutos de artillería pesada, atacaron los helicópteros artillados MI-8 del Ejército, descargando cada uno 250 cohetes C5KO.
-¿Con que consecuencia?.
-Todos habían huido. En la frecuencia radial del Ecuador se escuchó que llamaban insistentemente a este puesto desde los puestos de vigilancia 3 y 4, que todavía no habían sido recuperados, informando que había una escuadrilla de aviones lista para apoyarlos pero que no podían pasar la Cordillera debido a la niebla.
Aquí el general Carbonel reconoce el inteligente apoyo estratégico del entonces coronel Mario Muñiz, 62, comando del grupo aéreo número 3, cuyo nombre de combate era `Califa'. Basado en sus conocimientos de la geografía y la meteorología de la zona, dio la recomendación de atacar un día nublado, ingresando por debajo del túnel de nubes. "En esa ocasión descartamos las normas tradicionales de comunicación, como por ejemplo hacer "radio silencio", e inventamos una clave muy efectiva que nos permitió estar en contacto permanente". Se traspasó el argot de la industria petrolera, con el que la FAP estaba familiarizado, al terreno de la guerra. Así, por ejemplo, el Perú era Petroperú y la Occidental Petroleum Company era Ecuador. Los chúcaros eran soldados y un ingeniero era un teniente. "Mi coronel, la manga de viento de la Occi sigue allí", quería decir que la bandera ecuatoriana todavía flameaba en suelo peruano. El presidente Belaunde era `el papá de Oscar Golf', puesto que su edecán FAP se llamaba Oscar Granton. Esta estrategia mantuvo en todo momento al enemigo fuera de foco.

Máximo Pimentel, Angel Antezana, Orlando Arias, Marcos Salazar y Luis Saldaña.

luego del bombardeo al falso Paquisha, el objetivo era llegar por vía terrestre. Pero las tropas peruanas se habían quedado entrampadas en la selva y las ecuatorianas empezaban a reaccionar. Por su parte, en Lima, el general Rafael Hoyos Rubio, presidente del Comando Conjunto, impacientado por no poder dar la información definitiva de la toma al Presidente de la República, se comunicó con el jefe de tropa:
-¡¿Qué esperan para tomar falso Paquisha?!
-¡Es que están disparando, mi general!
-¡Oye, cojudo, no te van a enviar flores ni caramelos!
Al parecer este empuje fue decisivo. Porque pronto, al tercer día, se realizó la toma definitiva del falso Paquisha, del PV-3 y del PV-4. "Con el terreno libre de invasores, se declaró el alto al fuego, llegaron los observadores militares y el canciller Arias Stella pudo ir a poner las cosas claras ante la ONU" -dice Muñiz.